jueves, 20 de febrero de 2014

Unión de la palabra y la música



( Disponga aquí su fantástico texto ;) Te dejo a ti el título, que seguro que tiene más sentido cuando haya texto. Yo he puesto el título del concierto de momento.   )

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Estación de tren

(inserte aquí su acuarela maravillóstica)

Y de nuevo los carteles conocidos, las caras extrañas, el traqueteo incesante de las ruedas de las maletas, las miradas perdidas, los destinos esperados y los destinos que allá quedan. Y de nuevo el movimiento incandescente, y los colores de piel, y las horas y el tic-tac y las esperas, y el pulso de alguna canción llevado con la punta del pie. De nuevo los viajeros y las personas que viajan, y este movimiento de brazos tan exageradamente mediterráneo, y besos y abrazos fríos a compañeros forzosos de apellido. De nuevo esa persona que llora siempre en las estaciones, y de nuevo esas que se abrazan y duermen en hombros que hacen de almohadas conocidas. Hablemos. Y de nuevo un reloj de arena eterno y cervezas más medio vacías que medio llenas, y cafés para hacer tiempo y tiempo de café. De nuevo asientos que ocupan personas diferentes y que sin saberlo arrastran la carga de los otros en el trasero. Personas deambulantes y ambulancias chillonas y ambulancias discretas, y paradas de taxistas hambrientos de idiomas, de papeles, de telas, de cuero. Y de nuevo alguien con retraso que rompe la calma y vuelve el silencio, y ese andar de personas sin destino que buscan en el viaje el aire que no les ahogue, pero siempre se encuentran en las vías con la misma luna y con el mismo cielo.
Y de nuevo la cancioncilla, y de nuevo el último aviso a los últimos pasajeros, la última mirada, abrazo, y entonces traqueteo y de nuevo nuevos. 

domingo, 3 de noviembre de 2013

Castillo de Alcalà de Xivert (atardecer)


Un sol que se apaga poco a poco pero se resiste a dejar de cegar. Murallas mordidas por el tiempo, por el aire de y por los siglos. Paz. A lo lejos árboles infinitos, mundo eterno. Montañas difuminadas por el blanco de las nubes. Silencio y viento lento. Caminos de animales que regresan al atardecer. Senderos de personas que vinieron y dejaron y se fueron, y dejaron solo al edificio viejo que aún araña el cielo azul y crece, crece de mil colores, crece simétrico y decolorado, modificado y des-humanizado. El sol dibuja sombras entre las ventanas, luchan el oscuro y el amarillo intenso. Vacíos por donde se respira el vacío, y vacíos llenos de pisadas borradas e historias vividas e historias mentiras contadas. Quizá algunos besos, algunas lágrimas y algunas sangres que no recuerdo. Plantas secas y plantas verdes por este otoño tardío, seres escandalosos, generaciones unidas por el campo. Frío, y un sol casi desaparecido que ha manchado todo de mil colores.  Piedras a las que no importa el tiempo porque mueren tan lentamente que se creen eternas. La luz se aleja, y graba las pequeñas historias de hoy en los muros que tanto saben del mundo, que tanto saben de soledades porque siempre duermen solas. Que saben que el tiempo llega, que pasa, que regresa, que acaricia y que rasga sus paredes, pero que siempre espera. Y él, mientras tanto, que conoce más amaneceres de los que todos nosotros veremos juntos, más fuerte que el sol o que la luna, grande, gigante, duerme tranquilo de saber que siempre queda.